n verdad que tanto esta película como la que le precede del mismo director, “El ocaso del samurai” (2002), se parecen como hermanos gémelos. No obstante tienen sus rasgos de indentidad singular, a pesar del enorme parecido. En esta ocasión, el samurai de rango bajo, exhibe un altísimo sentido del honor, de la decencia, de la honradez, de la fidelidad al buen juicio, etc. Es decir, es un hombre todo nobleza y compostura, a pesar de vivir una vida muy modesta. Y sobre todo tiene un secreto, que sólo a él le enseñó su maestro en las artes de la lucha, un secreto de espada que determina toda la película y la diferencia de la anterior precisamente en este punto, porque como él mismo exclama en un momento determinado: “Hay cosas que un samurai (un hombre) no debe aguantar”.
Aquí, la historia de amor, entre el samurai y la mujer que ha servido durante algunos años en su casa, es preciosa de principio a fin. Quizás por la delicadeza y maravillosa sensibilidad filmada a lo largo de toda la película entre los dos amantes (además de por lo preciosa que es la protagonista), me inclino a preferir un poquito más “La espada oculta” a “El ocaso del samurai”.
Así pues, de nuevo una magistral, espléndida, obra de Yôji Yamada, director-sucesor en merecimientos, estilo y profundidad con la que presenta sus historias, de los míticos y magníficos samurais antes filmados por Akira Kurosawa o por los más representativos y más excelsos de todos, los del director Masaki Kobayashi en su película “Samurai Rebellion” (Japón 1967). Si de la figura por excelencia del samurai se trata, recomiendo que gusten de ver este film que acabo de citar y el presente “La espada oculta”, ambos alcanzan la más alta cota de excelencia en el tema, ya por sus valores tradicionales válidos para todo tiempo y lugar (no todo lo que conlleva una tradición significa carcoma o rancio) ya por el enamoramiento tan respetuoso, comedido y casi platónico que presentan los tímidos amantes. No se pierdan estas maravillas del cine arte.