El Bushidō definió la actitud y comportamiento de los samuráis. En la era de Tokugawa, en la que ya no había guerras, se transformó en una disciplina espiritual y gradualmente ejerció su influencia en la ética de la vida económica de la gente común. En el libro Kashōki (escrito por un famoso samurái dirigido a la gente normal) en su volumen 5 explica “La esencia de Bushidō es no mentir, no frivolizar, no tener dos caras, ser coherente, no ser codicioso, no ser grosero, no alardear, no ser extravagante, no criticar, no ser infiel al señor feudal, ser buen compañero, no dejarse afectar por los problemas, no compararse, ser compasivo y actuar de buena fe; los que solo están dispuestos a entregar la vida no pueden ser considerados un buen samurái”. Detrás de semejante transformación o profundización del Bushidō, se encuentra el estado de paz permanente de la sociedad de la era Tokugawa. Que un estado de paz dure más de 200 años sin una guerra civil o una guerra externa es algo poco frecuente en la historia mundial. El Bushidō fue evolucionando de la devoción por el heroísmo a la forja gradual de un carácter virtuoso.
En este largo período sin guerras adoptaron las funciones de velar por la seguridad, ejercer de policía, además de asumir la creación de leyes y el desarrollo de un sistema judicial , pero esto no quedo asi pues termino impregnando ampliamente en la gente de la calle, adquiriendo el carácter de moral nacional. Para ese propósito, el libro Kashōki mencionado anteriormente desempeñó un gran papel en la sociedad japonesa y al mundo globalmente con los conceptos “no mentir”, “no actuar cobardemente”, y actuar de manera ética hasta el final.
Estas máximas pues, han tenido una gran influencia en el modo de vida de la gente común y, en particular, en las actividades económicas centradas en el comercio fomentando el espíritu de dar mayor valor a la confianza antes que a cualquier otra cosa, pero en general podemos concluir afirmar que la influencia del Bushidō en la sociedad y los japoneses fue extremadamente amplia y diversa.
En el Parque Ueno ,un espacioso parque público localizado en Ueno en el barrio Taitō-ku de Tokio, Japón se encuentra en el lugar donde antes estaba el Kan’eiji, un templo asociado de forma cercana con el Shogunato Tokugawa, quienes construyeron el templo para vigilar el Castillo Edo contra el noreste. Justo allí esta la estatua ecuestre de Kikuchi Takemitsu, un general militar que sirvió desde finales del período Kamakura (1185-1333) hasta el período Nanbokuchō (1336 – 1392) (Photolibrary), que ilustra muy bien el famoso relato del Samurái y su Perro que aunque tienes muchas versiones , en esencia nos quiere impregnar del espiritu del bushido:
Había una vez un samurai que solía tener la costumbre de pasear con su perro al cual tenía una gran estima
Un día, su perro se alejó de él y jugueteaba con las hojas que caían de los árboles.
Más grande fue la sorpresa del samurai, cuando de repente su perro se lanzó corriendo contra él con aire fiero.
El samurái, que estaba bien entrenado, desenvaino su espada y justo cuando el perro saltó le cortó la cabeza.
El samurai no entendió por qué dé repente su fiel perro se puso en contra suya.
Entonces, elevó la cabeza y vio como una serpiente, que estaba en una rama, se estaba acercando peligrosamente a él.
Cuando el samurai comprendió que lo que intentaba su perro era salvarle y no lastimarle, lloró amargamente.
Fue entonces cuando recordó una vieja enseñanza de su maestro:“ El sentido de una acción no siempre es fácil de interpretar. Por eso, antes de desenvainar tu espada, asegúrate que esa es tu única opción.”